China Llena sus Depósitos: Estrategia de Reservas de Crudo ante un Mundo en Crisis

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR PETRÓLEO

Frente a la volatilidad geopolítica y la caída del precio internacional del petróleo, China ha intensificado la acumulación de reservas estratégicas y comerciales de crudo. Esta maniobra preventiva busca blindar al país frente a futuras interrupciones del suministro. El aumento en la brecha entre importaciones y refinación confirma esta política silenciosa pero firme. Esta nota analiza las razones, impactos y proyecciones del fenómeno.

China Llena sus Depósitos: Estrategia de Reservas de Crudo ante un Mundo en Crisis

Fecha:
Wednesday 25 Jun de 2025

Gestor:
INSTITUTO ISIEN

Una estrategia silenciosa: el petróleo que no se refina

Entre los días 7 y 25 de junio de 2025, diversos informes de analistas energéticos y datos aduaneros revelaron una anomalía significativa en el comportamiento del mercado petrolero chino: una desaceleración en la refinación nacional, mientras las importaciones se mantenían estables. Esta diferencia no obedece a una caída en la demanda interna, sino a una política deliberada del gobierno chino de acumular crudo en sus reservas estratégicas y comerciales.

Con precios del Brent, el Urals y el WTI oscilando entre 58 y 68 dólares por barril, China ha aprovechado la coyuntura de precios relativamente bajos para abastecer sus depósitos, tanto estatales como privados. Según cifras preliminares, en mayo y junio el país habría almacenado entre 1,2 y 1,5 millones de barriles diarios adicionales, lo cual representa un esfuerzo sin precedentes en los últimos dos años. Este almacenamiento preventivo está motivado tanto por razones económicas como geopolíticas.

Los operadores del mercado internacional identifican esta estrategia como una señal clara de que Pekín se prepara para escenarios futuros de alta inestabilidad. Las tensiones en el estrecho de Ormuz, la posibilidad de sanciones cruzadas entre EE. UU. e Irán, y la presión sobre el petróleo ruso han elevado el nivel de incertidumbre. Ante ello, China actúa de forma prudente: compra ahora, refina después, cuando el entorno sea más favorable o urgente.

Depósitos estratégicos y comerciales: infraestructura en expansión

China cuenta actualmente con una de las redes de almacenamiento de petróleo más grandes del mundo, dividida entre reservas estratégicas nacionales y depósitos comerciales operados por compañías como Sinopec, PetroChina y refinadores independientes. En los últimos años, el país ha invertido fuertemente en ampliar su capacidad de almacenaje, tanto en zonas portuarias como en regiones interiores clave como Shandong, Jiangsu y Xinjiang.

Las reservas estratégicas son gestionadas directamente por el gobierno y tienen como función principal garantizar el abastecimiento en caso de crisis internacional, interrupciones logísticas o guerras comerciales. En 2025, estas reservas ya superan los 800 millones de barriles, con capacidad para llegar a los 1.000 millones. La idea es asegurar un colchón equivalente a 90 días de consumo nacional, meta inspirada en los estándares de la Agencia Internacional de Energía.

Por otro lado, las reservas comerciales actúan con mayor flexibilidad. Aquí es donde las refinerías, sobre todo las llamadas “teapots” del este de China, almacenan crudo con fines especulativos o preventivos. Durante junio, estas refinerías aprovecharon las cuotas de importación recién emitidas para comprar petróleo barato y almacenarlo, esperando que las condiciones internacionales justifiquen su procesamiento. Esta doble estrategia de almacenamiento refuerza el poder de negociación chino.

Impactos en la dinámica del mercado internacional

La acumulación masiva de crudo por parte de China ha empezado a tener impactos directos en el mercado internacional. Al absorber buena parte del petróleo disponible a precios bajos, el país contribuye a evitar una caída aún mayor de las cotizaciones, estabilizando los ingresos de países exportadores como Rusia, Irán, Angola o Brasil. Esta práctica también reduce la presión de los países de la OPEP+ para recortar más la producción.

No obstante, también ha generado cierta preocupación entre los reguladores occidentales. Al comprar grandes volúmenes sin destinarlos a uso inmediato, China incrementa la volatilidad del mercado y limita la capacidad de respuesta de otros importadores. Algunos analistas advierten que, si esta acumulación sigue creciendo, podría desatar una escasez artificial en momentos clave, elevando los precios a corto plazo con fines estratégicos.

Además, esta política genera un efecto dominó en la infraestructura logística global. Los puertos chinos han experimentado un aumento del 12 % en el tráfico de petroleros VLCC, y las tarifas de flete han subido en la región Asia–Medio Oriente. El auge del almacenamiento también incentiva la contratación de buques cisterna como depósitos flotantes, un fenómeno que revive prácticas vistas durante la pandemia de COVID‑19. En términos generales, el apetito chino por reservas está redibujando el mapa energético.

Factores geopolíticos que motivan la acumulación

La política de reservas de crudo en China no puede entenderse sin el contexto geopolítico que marca el 2025. En primer lugar, el alto el fuego temporal entre Israel e Irán ha reconfigurado temporalmente las rutas del petróleo, pero no ha disipado la posibilidad de nuevos conflictos. Un eventual cierre del estrecho de Ormuz afectaría directamente al 40 % del comercio marítimo de petróleo, del cual China depende en gran medida.

Además, el endurecimiento de las sanciones de EE. UU. contra Rusia y países aliados ha dejado a China en una posición ambigua pero estratégica. Aunque sigue comprando crudo ruso y ahora también iraní a través de canales discretos, Pekín se prepara para escenarios en los que estas fuentes puedan interrumpirse por sanciones secundarias. Por ello, acumular reservas ahora le da margen de maniobra sin comprometer sus relaciones diplomáticas.

Otro factor es la transición energética global. Mientras muchos países recortan su dependencia de hidrocarburos, China opta por asegurar su acceso en el corto y mediano plazo, sabiendo que el petróleo aún será vital para su industria, transporte y producción química. Las reservas no son solo una medida de contingencia, sino también una herramienta de estabilidad frente al incierto camino hacia la neutralidad de carbono.

Posibles riesgos y desafíos para China

Aunque la estrategia de acumulación masiva tiene beneficios claros, también conlleva ciertos riesgos para China. El primero es financiero: comprar millones de barriles implica un gasto inmediato que podría tensionar el balance comercial si los precios suben repentinamente o si se reducen las exportaciones industriales del país. Almacenar petróleo sin utilizarlo genera un capital inmovilizado que puede ser cuestionado por sectores conservadores del aparato económico.

En segundo lugar, existe el riesgo logístico. El aumento constante en la capacidad de almacenamiento exige inversiones constantes en infraestructura, monitoreo, seguridad y mantenimiento. Además, llenar los depósitos por encima del 90 % puede limitar la capacidad de respuesta ante eventos imprevistos como accidentes, incendios o desastres naturales. En ese sentido, el equilibrio entre almacenamiento y operación debe gestionarse con precisión técnica.

Por último, la acumulación puede convertirse en un factor de tensión internacional. Países como India, Japón o Corea del Sur observan con recelo la política energética china, temiendo una sobrecarga de la demanda o una escasez repentina de suministros compartidos. En el entorno actual de competencia geoeconómica, la acumulación de reservas puede percibirse como una forma de presión indirecta, especialmente si se acompaña de acuerdos bilaterales de exclusividad con exportadores clave.

Proyecciones futuras y conclusiones

A corto plazo, todo indica que China continuará su estrategia de fortalecimiento de reservas. Con nuevas cuotas de importación aprobadas y una estructura fiscal que respalda estas compras, las compañías estatales y privadas tienen incentivos para mantener el ritmo de almacenamiento. Además, el bajo precio del crudo actual favorece las compras especulativas, especialmente si el entorno internacional se mantiene convulso.

A mediano plazo, es probable que China combine esta estrategia con una aceleración en la diversificación de fuentes de energía. Si bien el petróleo sigue siendo esencial, los datos sobre ventas récord de vehículos eléctricos y energías renovables indican que el país se prepara para un “pico de demanda” en torno al 2027. La acumulación de crudo en 2025 sería, en ese marco, una medida puente hacia una matriz más resiliente.

En conclusión, el incremento en las reservas de petróleo chinas entre junio y julio de 2025 no es un fenómeno aislado ni táctico, sino parte de una estrategia energética de largo aliento. China se anticipa a los vaivenes del mercado global, construyendo un colchón energético que le permita negociar, resistir y adaptarse con mayor libertad. En un mundo donde el petróleo sigue marcando el pulso geopolítico, llenar los depósitos es, también, llenar el tablero de poder.

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Jeisson Peña



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