El gobierno de la India ha tomado medidas extraordinarias para evitar una crisis de suministro interno de combustibles, luego de que Nayara Energy, una de las principales refinerías del país con capital ruso, se viera gravemente afectada por las sanciones impuestas por la Unión Europea desde julio de 2025. Las restricciones, dirigidas a empresas vinculadas con Rusia, han generado problemas logísticos, financieros y de transporte, amenazando con interrumpir la distribución de combustibles en varias regiones del país.
Fecha:Tuesday 14 Oct de 2025
Gestor:INSTITUTO ISIEN
Nayara Energy, que opera la refinería de Vadinar (estado de Guyarat), es la segunda más grande de la India con una capacidad de procesamiento de 20 millones de toneladas de crudo por año (alrededor de 400.000 barriles diarios). La compañía, en la que participa el consorcio ruso Rosneft junto con el fondo de inversión Trafigura-UCP, representa un pilar fundamental en el suministro de gasolina y diésel dentro del mercado interno indio.
Sin embargo, desde la entrada en vigor de las sanciones europeas, Nayara ha enfrentado restricciones financieras, dificultades para contratar seguros marítimos y trabas para acceder a créditos internacionales. Además, varias empresas logísticas europeas y asiáticas han suspendido contratos de transporte, limitando la capacidad de la refinería para enviar combustible a los principales centros de consumo del país.
Ante la situación, el Ministerio de Petróleo y Gas Natural de India anunció una serie de medidas temporales para garantizar la continuidad de las operaciones y proteger el suministro energético nacional. Entre las principales acciones destacan:
Autorización especial para transporte ferroviario de combustibles desde Vadinar hacia refinerías y depósitos estatales, con el fin de evitar cuellos de botella en el sistema de distribución.
Permiso temporal para operar buques costeros sancionados por la Unión Europea, bajo supervisión de la Dirección General de Transporte Marítimo, para mantener activas las rutas domésticas de abastecimiento.
Flexibilización de pagos y contratos con bancos estatales para permitir que Nayara mantenga su flujo de capital operativo, en medio de restricciones internacionales.
Estas medidas, que se aplicarán inicialmente por seis meses, buscan dar tiempo a la empresa para reestructurar su red de suministros y encontrar rutas alternativas de exportación y financiamiento.
Las sanciones contra Nayara Energy forman parte de un nuevo paquete adoptado por la Unión Europea en julio de 2025, destinado a limitar la expansión económica de empresas con participación rusa en el sector energético global. Aunque la refinería opera bajo legislación india, su relación con Rosneft —que posee el 49,13 % de las acciones— la convirtió en objetivo de las medidas restrictivas.
El impacto ha sido considerable. Fuentes del sector informaron que varias navieras internacionales se negaron a transportar productos refinados de Nayara, y que al menos cuatro bancos europeos suspendieron líneas de crédito utilizadas por la compañía para importación de crudo.
Un ejecutivo de la empresa, bajo condición de anonimato, comentó que “el acceso a financiamiento externo se ha vuelto casi imposible; incluso los pagos de seguros han enfrentado demoras, lo que pone en riesgo la logística completa de entrega”.
El posible colapso operativo de Nayara representaría una amenaza directa para el suministro de combustibles en el noroeste y centro de India, regiones altamente dependientes de su producción. Para evitar un desabastecimiento, el gobierno ha coordinado con Indian Oil Corporation (IOC) y Hindustan Petroleum (HPCL) un esquema de intercambio temporal de productos, mientras se estabiliza la operación logística de Nayara.
Analistas del Instituto de Energía de Nueva Delhi (IEDN) señalan que el caso Nayara pone de relieve la vulnerabilidad del sistema energético indio ante sanciones internacionales, especialmente dado su creciente acercamiento con Moscú para la compra de crudo con descuento.
“India se ha beneficiado del petróleo ruso barato, pero al mismo tiempo ha aumentado su exposición a sanciones colaterales”, explicó Arvind Bhatia, experto en política energética. “El desafío es mantener su independencia energética sin quedar atrapada entre los intereses de Occidente y Rusia”.
En conferencia de prensa, el ministro de Petróleo, Hardeep Singh Puri, afirmó que “el gobierno garantizará que ninguna sanción externa afecte el bienestar de los ciudadanos indios”. Añadió que las medidas adoptadas son “preventivas, temporales y totalmente compatibles con las leyes internacionales”, subrayando que el objetivo es mantener la estabilidad del mercado interno.
Por su parte, Nayara Energy emitió un comunicado asegurando que sus operaciones continúan “a plena capacidad” y que trabaja en coordinación con las autoridades indias para reconfigurar su cadena de suministro y mitigar los efectos de las sanciones.
De mantenerse las restricciones europeas, Nayara podría optar por aumentar su dependencia de crudo ruso y expandir su mercado en Asia, especialmente hacia Sri Lanka, Bangladesh y Vietnam, donde India tiene acuerdos de cooperación energética.
Al mismo tiempo, el gobierno planea evaluar inversiones adicionales en infraestructura ferroviaria y portuaria para fortalecer la resiliencia de su sistema logístico petrolero.
“Esta situación es una advertencia sobre la necesidad de diversificar las rutas y proveedores”, advirtió Bhatia. “India está aprendiendo que su seguridad energética depende no solo de la producción, sino de la capacidad de resistir presiones externas”.
La crisis de Nayara Energy evidencia cómo las tensiones geopolíticas globales pueden impactar directamente las economías emergentes. Aunque la respuesta del gobierno indio ha evitado una disrupción inmediata del suministro, el episodio reabre el debate sobre la dependencia de capital extranjero en el sector energético y la urgencia de diseñar una política petrolera más autónoma y resiliente.