En medio de la creciente volatilidad de los mercados internacionales y las tensiones geopolíticas globales, China anunció una ambiciosa expansión de su red nacional de reservas petroleras, con el objetivo de garantizar la estabilidad de su suministro energético frente a posibles crisis de oferta o fluctuaciones de precios.
Según un informe difundido por Reuters, el gobierno chino planea construir 11 nuevos sitios de almacenamiento de crudo entre 2025 y 2026, con una capacidad total estimada de 169 millones de barriles. De ese volumen, alrededor de 37 millones de barriles ya están en fase de construcción activa, bajo la supervisión del Ministerio de Recursos Naturales y la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC).
Fecha:Wednesday 08 Oct de 2025
Gestor:INSTITUTO ISIEN
El plan forma parte de una estrategia nacional de acumulación preventiva de crudo, destinada a fortalecer la resiliencia energética del país frente a conflictos internacionales, sanciones o desastres naturales que puedan interrumpir el flujo de suministros.
Actualmente, China importa más del 70 % de su consumo total de petróleo, lo que la convierte en el mayor importador de crudo del mundo. Ante este escenario, el gigante asiático busca ampliar sus reservas estratégicas para cubrir al menos dos semanas de sus importaciones netas, garantizando así un margen de seguridad en caso de emergencias.
“La expansión de las reservas no solo busca estabilizar el mercado interno, sino también ofrecer un colchón ante las presiones internacionales sobre la oferta de energía”, explicó un funcionario del Consejo Nacional de Energía citado por Reuters.
De los 11 nuevos depósitos de almacenamiento, ocho estarán situados en zonas costeras —principalmente en las provincias de Shandong, Zhejiang, Guangdong y Fujian—, donde se concentran los grandes complejos petroquímicos y puertos de importación.
Los tres restantes se ubicarán en regiones interiores, como Shaanxi y Yunnan, con el fin de mejorar la cobertura logística y el acceso a las rutas terrestres de distribución energética.
Cada instalación contará con tecnología avanzada de seguridad y monitoreo satelital, así como sistemas automatizados de control de temperatura y presión. Además, varias de ellas estarán conectadas directamente a oleoductos estratégicos que vinculan a China con Rusia y Asia Central, lo que agilizará el flujo de crudo hacia los centros industriales del este y sur del país.
La decisión de acelerar la construcción de reservas se produce en un momento de alta tensión en el mercado petrolero internacional, marcado por las restricciones a la producción de la OPEP+, las sanciones a Rusia e Irán, y la inestabilidad en Medio Oriente.
Estos factores han incrementado la volatilidad de los precios del petróleo, generando preocupación entre los grandes consumidores de energía como China, Estados Unidos e India.
Expertos del Centro de Estudios de Energía Global de Pekín señalan que la iniciativa es parte de una estrategia de seguridad energética de largo plazo, que busca reducir la vulnerabilidad de China ante los vaivenes del mercado global.
“El país ha aprendido de las crisis pasadas: la dependencia excesiva de las importaciones sin respaldo de reservas estratégicas puede afectar la economía y la seguridad nacional”, afirmó el analista energético Li Wenhao.
Además de reforzar la seguridad energética, el proyecto generará miles de empleos directos e indirectos en construcción, ingeniería y transporte. Se estima que las obras impulsarán la actividad económica de las regiones costeras y elevarán la demanda interna de acero, cemento y tecnología industrial.
Sin embargo, organizaciones ambientales advierten que esta expansión podría incrementar la huella de carbono del país si no se combina con políticas de transición hacia fuentes más limpias.
El gobierno ha asegurado que todas las nuevas instalaciones incluirán medidas de mitigación ambiental, como sistemas de recuperación de vapores y monitoreo continuo de emisiones.
Con esta iniciativa, China refuerza su papel como actor clave en la arquitectura energética mundial.
El aumento de sus reservas estratégicas no solo le permitirá regular el mercado interno y mitigar el impacto de crisis externas, sino que también le otorga una mayor capacidad de maniobra diplomática frente a los principales productores, incluidos Arabia Saudita, Rusia y Estados Unidos.
Según analistas de Bloomberg Energy, si el programa de expansión se completa según lo previsto, China podría superar los 1.100 millones de barriles de capacidad de almacenamiento total para 2026, consolidándose como la mayor reserva estratégica de petróleo fuera de la OCDE.
La aceleración del programa de reservas petroleras confirma que China está apostando por una política energética preventiva y estratégica, destinada a proteger su crecimiento económico y su estabilidad industrial.
En un mundo marcado por la incertidumbre geopolítica y la transición energética, Pekín busca garantizar que el país nunca vuelva a estar a merced de la volatilidad del mercado global del crudo.
Con esta medida, China reafirma su compromiso con la seguridad energética nacional, al tiempo que envía un mensaje claro: la autosuficiencia y la previsión son ahora pilares centrales de su política energética del siglo XXI.