Arabia Saudita sorprende con un crecimiento del 3,4 % del PIB en el primer trimestre de 2025

SUCESO IMPORTANTE EN EL SECTOR PETRÓLEO

Arabia Saudita registró un crecimiento del PIB real del 3,4 % interanual en el primer trimestre de 2025, superando la estimación preliminar del 2,7 %. Este rendimiento fue impulsado por una menor caída del sector petrolero y una sólida expansión del sector no petrolero, que creció 4,9 %. Los resultados consolidan los avances del plan de diversificación económica, aunque persisten presiones fiscales relevantes.

Arabia Saudita sorprende con un crecimiento del 3,4 % del PIB en el primer trimestre de 2025

Fecha:
Friday 13 Jun de 2025

Gestor:
INSTITUTO ISIEN

Arabia Saudita cerró el primer trimestre de 2025 con un crecimiento del 3,4 % del PIB real en comparación con el mismo periodo del año anterior, superando la estimación preliminar que situaba el crecimiento en 2,7 %. Esta revisión positiva se explica por una contracción menos severa del sector petrolero y un impulso más fuerte de lo esperado en el sector no petrolero, motor clave del nuevo modelo económico saudí.

El Producto Interno Bruto petrolero presentó una caída del 0,5 %, mucho menor a la contracción del 1,4 % que inicialmente se había calculado. Por otro lado, el sector no petrolero creció un 4,9 %, marcando un desempeño superior al 4,2 % estimado en informes anteriores. Esta dinámica sugiere una economía que avanza de forma progresiva hacia la diversificación, con mayor solidez en actividades económicas distintas al petróleo.

El comportamiento positivo del trimestre refuerza la visión de que el reino está avanzando en su transformación estructural, apostando por el fortalecimiento de industrias no extractivas y por un papel cada vez más preponderante del sector privado dentro del crecimiento nacional.

El rol particular de los sectores petrolero y no petrolero

Aunque el sector petrolero todavía tiene un peso importante en la economía saudí, su influencia comienza a ser menos dominante. La contracción del 0,5 % registrada durante el primer trimestre fue significativamente más leve de lo esperado, lo que refleja una mayor estabilidad en los niveles de producción y exportación de crudo. La caída del petróleo no tuvo un efecto tan profundo como en años anteriores, debido a ajustes en la estrategia de producción y al mantenimiento de ciertos niveles de inversión.

Por el contrario, el sector no petrolero se consolidó como el principal impulsor del crecimiento económico. Actividades como el comercio, el turismo, el transporte, las comunicaciones y la construcción presentaron avances notables. Los sectores mayoristas y minoristas, junto con la hostelería, crecieron por encima del 8 %, mientras que los servicios de transporte y almacenamiento experimentaron un repunte de más del 6 %. Esto demuestra una economía en expansión en rubros que tradicionalmente han tenido menor protagonismo en Arabia Saudita.

La aceleración del crecimiento en estas áreas representa un signo positivo de la transformación del modelo económico saudí, alineado con los esfuerzos estatales por reducir la dependencia del petróleo como fuente primaria de ingresos fiscales y de exportaciones.

Diversificación económica y el motor de Vision 2030

El crecimiento no petrolero de Arabia Saudita está fuertemente ligado a los pilares del plan estratégico Vision 2030, una iniciativa lanzada para redirigir el modelo económico del país hacia la sostenibilidad, la innovación y el desarrollo del sector privado. Este plan contempla inversiones millonarias en áreas como infraestructura, turismo, entretenimiento, cultura, tecnología e industrias emergentes, además de fomentar la participación de capital extranjero.

Durante el primer trimestre, la inversión en proyectos de capital fijo se incrementó un 8,5 %, impulsada por megaproyectos como NEOM, Qiddiya, El Mar Rojo y Diriyah. Estas inversiones no solo generan empleo e infraestructura, sino que también dinamizan el entorno empresarial y la innovación tecnológica. El gasto público, por su parte, creció más de un 5 %, mientras que el consumo de los hogares se incrementó en más de un 4 %, reforzando el dinamismo de la economía interna.

Las reformas institucionales también han jugado un papel clave en este proceso. Arabia Saudita ha simplificado los trámites para crear empresas, ha promovido el emprendimiento local y ha desarrollado zonas económicas especiales para atraer inversión internacional. Todo esto se combina para ofrecer un entorno de negocios más competitivo y diverso.

Presión fiscal y horizonte presupuestario

A pesar del sólido desempeño económico, Arabia Saudita continúa enfrentando importantes desafíos fiscales. El precio promedio del barril de crudo en el primer trimestre se mantuvo por debajo de los niveles necesarios para equilibrar las cuentas públicas del país, lo que genera presión sobre el presupuesto nacional. Se estima que el punto de equilibrio fiscal saudí se ubica por encima de los 90 dólares por barril, mientras que el mercado ha cotizado en torno a los 60 a 65 dólares.

Como resultado, el déficit presupuestario proyectado para 2025 asciende a aproximadamente 101.000 millones de riyales, equivalente a unos 27.000 millones de dólares. Esta brecha obliga al gobierno a mantener una política fiscal cautelosa, sin frenar el impulso de los proyectos estratégicos, pero optimizando el uso de los recursos públicos. Las autoridades han manifestado su intención de mantener la inversión en infraestructura clave, aunque no se descartan recortes en partidas secundarias.

Para reducir la dependencia del petróleo, se han comenzado a implementar reformas fiscales que buscan ampliar la base tributaria, mejorar la recaudación y estimular ingresos alternativos. Aún así, el equilibrio entre crecimiento e inversión será uno de los retos más importantes para los próximos años.

Perspectivas de inversión y eventos internacionales

Arabia Saudita continúa posicionándose como un destino atractivo para la inversión extranjera, especialmente en sectores estratégicos como turismo, energía renovable, deporte e innovación digital. Entre los proyectos más ambiciosos del país destacan la organización de la Copa Mundial de la FIFA en 2034 y los Juegos Asiáticos de Invierno 2029, eventos que requieren una profunda inversión en infraestructura deportiva, transporte y hotelería.

Estos eventos permiten visibilizar la apertura del país al mundo, y promueven un crecimiento multisectorial en áreas como la construcción, la tecnología, la educación y los servicios financieros. Además, Arabia Saudita ha puesto en marcha reformas regulatorias para agilizar el otorgamiento de licencias, fomentar alianzas público-privadas y ofrecer incentivos fiscales a los inversionistas internacionales.

La estrategia también incluye el desarrollo de energías limpias y nuevas tecnologías, con una apuesta fuerte por el hidrógeno verde, la energía solar y los datos digitales. Estos sectores están en línea con las tendencias globales y abren nuevas oportunidades de diversificación económica para el futuro.

Riesgos y desafíos en el horizonte

Pese a los avances, la economía saudí enfrenta desafíos importantes. La volatilidad de los precios del petróleo sigue siendo una amenaza constante, y cualquier caída abrupta puede afectar tanto la inversión pública como la estabilidad del presupuesto. Además, la desaceleración económica en otras regiones del mundo, como Europa o China, podría reducir la demanda energética y afectar las exportaciones saudíes.

Otro reto crucial es consolidar un sector no petrolero verdaderamente autónomo, capaz de sostenerse sin depender del gasto público. Si bien se han generado avances en comercio, turismo y servicios, todavía queda camino por recorrer en términos de productividad, innovación y competitividad. El país también debe mejorar el capital humano, fomentar la educación técnica y universitaria, e incorporar a más mujeres en el mercado laboral.

Finalmente, será clave garantizar que el entorno regulatorio continúe fortaleciéndose, con reglas claras, justicia transparente y una burocracia ágil, lo cual aumentará la confianza de los inversionistas y la sostenibilidad de los cambios estructurales.

 

Arabia Saudita ha comenzado el 2025 con señales positivas de crecimiento, con un PIB que avanza 3,4 % en el primer trimestre y supera las proyecciones iniciales. Esta mejora se explica por una leve caída del sector petrolero y un notable desempeño del sector no petrolero, que gana protagonismo como motor del desarrollo. Los proyectos de Vision 2030, la inversión extranjera y el empuje del consumo interno están contribuyendo a diversificar la economía.

Sin embargo, el país debe atender su déficit fiscal y continuar adaptándose a los riesgos del entorno global. Para sostener este ritmo de crecimiento será necesario consolidar un sector privado competitivo, mantener la inversión en sectores estratégicos y continuar con las reformas estructurales. Arabia Saudita está demostrando que puede evolucionar más allá del petróleo, pero el camino hacia una economía plenamente diversificada aún requiere disciplina, visión de largo plazo y capacidad de adaptación.

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Jeisson Peña



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