Latinoamérica se posiciona como una región estratégica en la producción de gas natural, impulsada por reservas significativas, nuevos proyectos de explotación no convencional y una creciente demanda de energías de transición. Aunque enfrenta desafíos estructurales, el continente avanza hacia una matriz energética más competitiva, con el gas como pilar para su desarrollo económico e industrial.
Este artículo presenta un análisis especializado sobre la situación actual, las oportunidades y los retos de la producción de gas natural en la región.
Latinoamérica produce aproximadamente el 5% del gas natural global, con cinco países que lideran la oferta:
Vaca Muerta es la segunda reserva mundial de shale gas.
La producción argentina superó los 140 millones m³/día, con tendencia creciente gracias al Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
Nuevas alianzas con empresas internacionales (EAU, EEUU, Europa) impulsarán proyectos de GNL para exportación hacia 2027–2028.
Campo San Alberto y San Antonio continúan su declive natural.
La producción cayó a niveles cercanos a 35–40 millones m³/día.
El país busca reposicionarse mediante exploración offshore e incentivos a privadas.
La cuenca de Camisea mantiene producción constante por encima de 1,400 millones de pies cúbicos diarios.
Su planta de LNG (Perú LNG) es la más moderna de Sudamérica, con envíos regulares a Europa y Asia.
El gas asociado al petróleo en el pre-sal impulsa la oferta.
Proyecciones indican un crecimiento sostenido de producción de gas para uso industrial y eléctrico.
Petrobras acelera inversiones en reinyección, captura y transporte.
A pesar de la declinación de reservas, sigue siendo líder en GNL de la región.
El proyecto Dragon Gas con Venezuela podría reactivar exportaciones a gran escala.
Elemento clave para ampliar la evacuación de shale gas y proyectar exportaciones hacia Brasil y Chile.
Potenciales gigantes que podrían incrementar la autosuficiencia del país para 2030.
Acuerdo histórico que permite explotación conjunta y suministro a las plantas de GNL en Trinidad.
Un plan de expansión que permitiría duplicar la capacidad exportable hacia mercados asiáticos y europeos.
Nuevos gasoductos e interconexiones entre:
Argentina – Brasil
Argentina – Chile
Bolivia – Argentina (renovación parcial de contratos)
Demanda eléctrica e industrial creciente
Sectores como minería, petroquímica y fertilizantes requieren suministro firme.
Transición energética
El gas es el "combustible puente" hacia matrices más limpias.
Inversión pública y privada
Más de US$ 30,000 millones en cartera de proyectos gasíferos en la región.
Exportaciones competitivas de GNL
Alto atractivo para mercados premium (Europa/Asia) especialmente en invierno.
Gasoductos insuficientes.
Falta de capacidad de regasificación en varios países.
Costos de transporte elevados.
Cambios bruscos en subsidios y marcos contractuales.
Riesgos en inversiones a largo plazo.
Estados Unidos, Catar y Australia dominan el mercado global.
LatAm debe modernizar su infraestructura para mantener competitividad.
Posible reducción de demanda de GNL a mediano plazo.
Las proyecciones muestran un escenario de crecimiento moderado pero sostenido, impulsado por:
Expansión del shale argentino
Nuevos descubrimientos offshore en Brasil
Reimpulso del GNL peruano
Reconfiguración del rol de Bolivia
Latinoamérica podría consolidarse como proveedor secundario pero estratégico de gas natural y GNL para los mercados globales, especialmente en momentos de crisis geopolítica o interrupciones de oferta.
Asimismo, la integración energética regional —todavía limitada— podría convertirse en uno de los motores más importantes para el crecimiento, logrando mayor eficiencia y seguridad de suministro.
Conclusión
El gas natural se ha convertido en un pilar esencial para el futuro energético latinoamericano.
Aunque la región enfrenta desafíos estructurales, también cuenta con ventajas competitivas clave: grandes reservas, proyectos estratégicos, cercanía a mercados demandantes y una transición energética que necesita del gas como soporte.
Entre 2025 y 2030, Latinoamérica tendrá la oportunidad de reposicionarse como un actor clave en la oferta global de gas, siempre que logre desarrollar infraestructura, estabilizar marcos regulatorios y avanzar hacia una mayor cooperación regional.