La producción de petróleo en Estados Unidos, líder mundial en hidrocarburos durante los últimos años, entra en una fase de estabilización e incluso ligera contracción de cara a 2026, según las proyecciones más recientes de la Administración de Información Energética (EIA) y análisis de mercado. Estas proyecciones están influenciadas por factores internos (precio del crudo, actividad de perforación, eficiencia de pozos) y externos (mercados globales, políticas energéticas, inventarios elevados).
Después de años de expansión impulsada por el esquisto (shale) —especialmente en la cuenca del Permian Basin en Texas y Nuevo México— la producción de crudo en Estados Unidos se aproxima a un punto de inflexión en 2026:
La EIA pronostica que la producción promedio de crudo será de aproximadamente 13.5 millones de barriles por día (b/d) en 2026, lo que representa una ligera caída comparada con los niveles de 2025. U.S. Energy Information Administration
En análisis más detallados, las cifras oscilan entre 13.5 y 13.6 millones b/d, dependiendo de la metodología y refinamiento de datos utilizados. Investing.com
Este posible descenso pondría fin a cuatro años consecutivos de crecimiento continuo de la producción, reflejando una menor actividad de perforación ante precios del crudo más bajos y disciplina de capital en la industria. U.S. Energy Information Administration
La EIA proyecta que los precios del crudo (WTI) se mantendrán moderados o incluso deprimidos en 2026, con promedios que podrían ubicarse por debajo de niveles que incentiven un crecimiento agresivo de la producción. informistmedia.com
La actividad de perforación en EEUU ha mostrado señales de descenso en respuesta a precios moderados del crudo, reduciendo el ritmo de nuevos pozos y manteniendo enfoque en eficiencia de activos existentes. U.S. Energy Information Administration
El contexto internacional señala que el excedente de oferta y el aumento de inventarios mundiales de petróleo siguen ejerciendo presión sobre precios y márgenes, lo que desincentiva expansión significativa de producción. U.S. Energy Information Administration
A pesar de la posible ligera contracción, varios elementos apoyan una posición de liderazgo continuo:
La industria de esquisto estadounidense ha desarrollado técnicas de perforación horizontal y recuperación mejorada, que continúan reduciendo costos de producción por barril y manteniendo competitividad frente a otros productores globales.
La producción en regiones como Permian Basin, Eagle Ford y el Golfo de México ofrece cierta resiliencia operativa, combinando producción onshore y offshore.
Estados Unidos sigue siendo un exportador clave de petróleo crudo y productos derivados, con infraestructura logística y de refinación robusta que sostiene su papel en mercados globales.
Aspectos regulatorios y políticas energéticas también influyen en el futuro del sector:
Nuevas reglas de mezcla de biocombustibles planeadas por la EPA para 2026 y 2027 podrían afectar la demanda de derivados convencionales y las decisiones de refinadores. Reuters
La volatilidad política y decisiones sobre aranceles o sanciones también pueden alterar costos de insumos y operaciones.
Presión bajista de precios, que puede limitar nuevas inversiones en shale y campos más costosos.
Competencia global más intensa, especialmente si OPEC+ y otros productores mantienen capacidad de producción elevada. U.S. Energy Information Administration
Mayor eficiencia y adopción de tecnologías digitales para optimizar extracción.
Integración con mercados energéticos limpios y transición energética —p. ej., hidrógeno y combustibles sintéticos— que podrían generar nuevos usos para la infraestructura petrolera existente.
El panorama de la producción de petróleo en Estados Unidos hacia 2026 no proyecta una expansión dramática, sino más bien una estabilización con ligera contracción, influida por precios moderados, menor actividad de perforación y exceso de oferta global. Sin embargo, la solidez técnica de la industria shale, junto con una diversificación geográfica y la fortaleza de la infraestructura energética, posicionan al país para mantener su liderazgo global en petróleo incluso en un contexto de ajuste.
Después de años de expansión impulsada por el esquisto (shale) —especialmente en la cuenca del Permian Basin en Texas y Nuevo México— la producción de crudo en Estados Unidos se aproxima a un punto de inflexión en 2026:
La EIA pronostica que la producción promedio de crudo será de aproximadamente 13.5 millones de barriles por día (b/d) en 2026, lo que representa una ligera caída comparada con los niveles de 2025.
En análisis más detallados, las cifras oscilan entre 13.5 y 13.6 millones b/d, dependiendo de la metodología y refinamiento de datos utilizados.
Este posible descenso pondría fin a cuatro años consecutivos de crecimiento continuo de la producción, reflejando una menor actividad de perforación ante precios del crudo más bajos y disciplina de capital en la industria.
La EIA proyecta que los precios del crudo (WTI) se mantendrán moderados o incluso deprimidos en 2026, con promedios que podrían ubicarse por debajo de niveles que incentiven un crecimiento agresivo de la producción.
La actividad de perforación en EEUU ha mostrado señales de descenso en respuesta a precios moderados del crudo, reduciendo el ritmo de nuevos pozos y manteniendo enfoque en eficiencia de activos existentes.
El contexto internacional señala que el excedente de oferta y el aumento de inventarios mundiales de petróleo siguen ejerciendo presión sobre precios y márgenes, lo que desincentiva expansión significativa de producción.
A pesar de la posible ligera contracción, varios elementos apoyan una posición de liderazgo continuo:
La industria de esquisto estadounidense ha desarrollado técnicas de perforación horizontal y recuperación mejorada, que continúan reduciendo costos de producción por barril y manteniendo competitividad frente a otros productores globales.
La producción en regiones como Permian Basin, Eagle Ford y el Golfo de México ofrece cierta resiliencia operativa, combinando producción onshore y offshore.
Estados Unidos sigue siendo un exportador clave de petróleo crudo y productos derivados, con infraestructura logística y de refinación robusta que sostiene su papel en mercados globales.
Aspectos regulatorios y políticas energéticas también influyen en el futuro del sector:
Nuevas reglas de mezcla de biocombustibles planeadas por la EPA para 2026 y 2027 podrían afectar la demanda de derivados convencionales y las decisiones de refinadores.
La volatilidad política y decisiones sobre aranceles o sanciones también pueden alterar costos de insumos y operaciones.
Presión bajista de precios, que puede limitar nuevas inversiones en shale y campos más costosos.
Competencia global más intensa, especialmente si OPEC+ y otros productores mantienen capacidad de producción elevada.
Mayor eficiencia y adopción de tecnologías digitales para optimizar extracción.
Integración con mercados energéticos limpios y transición energética p. ej., hidrógeno y combustibles sintéticos que podrían generar nuevos usos para la infraestructura petrolera existente.
El panorama de la producción de petróleo en Estados Unidos hacia 2026 no proyecta una expansión dramática, sino más bien una estabilización con ligera contracción, influida por precios moderados, menor actividad de perforación y exceso de oferta global. Sin embargo, la solidez técnica de la industria shale, junto con una diversificación geográfica y la fortaleza de la infraestructura energética, posicionan al país para mantener su liderazgo global en petróleo incluso en un contexto de ajuste.