Irán ha sorprendido al mundo energético al mantener e incluso aumentar sus exportaciones de petróleo crudo en medio de sanciones, tensiones militares y ataques a su infraestructura. Con más de 2,2 millones de barriles diarios exportados en mayo de 2025, el país persa demuestra una notable capacidad de adaptación mediante flotas discretas y rutas alternativas que evitan el control occidental. China figura como su principal comprador, utilizando mecanismos financieros paralelos para esquivar las restricciones internacionales. A pesar de desafíos internos como inflación y protestas, Irán refuerza su papel en los mercados emergentes. Su estrategia energética se convierte así en un modelo de resistencia geopolítica y comercial.
Fecha:Friday 20 Jun de 2025
Gestor:INSTITUTO ISIEN
En medio de un panorama geopolítico sumamente complejo y con nuevas sanciones en el horizonte, Irán ha sorprendido a los mercados internacionales al mantener estables —e incluso incrementar— sus exportaciones de petróleo crudo. De acuerdo con datos de rastreo satelital y firmas de inteligencia energética como Vortexa y Kpler, el país persa exportó en mayo de 2025 más de 2,2 millones de barriles diarios, el volumen más alto desde la reimposición de sanciones estadounidenses en 2018.
Este desempeño se produce en un contexto marcado por tensiones militares en el Golfo Pérsico, ataques recientes a su infraestructura energética —como el campo de gas South Pars— y el endurecimiento de sanciones financieras impuestas por Washington y sus aliados. No obstante, Irán ha demostrado una capacidad de adaptación operativa notable, reconfigurando su estrategia de exportación y logísticas para sortear las restricciones internacionales.
Irán ha desplegado una flota de más de 100 buques petroleros —muchos sin bandera clara o con registros falsos— que operan en lo que los analistas denominan una “flota fantasma”. Estos barcos suelen desactivar sus sistemas de localización (AIS), realizar transbordos de crudo en alta mar, y cargar en puertos secundarios o improvisados a lo largo del Golfo de Omán y el Mar Arábigo.
Al mismo tiempo, el país ha ampliado sus rutas de exportación más allá del Estrecho de Ormuz, evitando el tránsito por zonas sensibles. Se han registrado operaciones de carga cerca de aguas de Malasia, Sri Lanka y el mar de China Meridional, lo que ha dificultado a las autoridades occidentales rastrear con precisión el destino final del crudo iraní.
El mayor beneficiario de esta reingeniería logística ha sido China, que continúa siendo el principal comprador de petróleo iraní, adquiriendo hasta un 85 % del crudo exportado. Aunque las compras se realizan a precios reducidos y bajo condiciones confidenciales, representan una fuente vital de ingresos para Teherán. Se estima que los ingresos por exportación petrolera podrían superar los USD 38.000 millones en 2025 si se mantienen los niveles actuales.
Además de China, otros destinos indirectos incluyen empresas de intermediación en Siria, Malasia e India, que utilizan métodos de triangulación financiera y pagos en monedas regionales o criptomonedas para evitar el sistema bancario tradicional y las sanciones del sistema SWIFT.
Este logro logístico y comercial ocurre pese a los múltiples desafíos internos y externos. En abril de 2025, un ataque atribuido a fuerzas israelíes dañó significativamente una unidad de procesamiento en el campo South Pars, el mayor yacimiento de gas compartido con Catar. Aunque la producción de gas cayó temporalmente, Irán priorizó la exportación de crudo, ajustando su matriz energética interna.
Además, Irán enfrenta una inflación de dos dígitos, presión interna por subsidios energéticos y protestas ocasionales por el costo de vida. Sin embargo, el gobierno ha sostenido el discurso de “resistencia económica”, reforzando alianzas con China, Rusia y otros países del bloque BRICS para sortear las restricciones impuestas por Occidente.
El éxito de Irán en mantener sus exportaciones ha generado preocupación entre funcionarios estadounidenses, que evalúan nuevas sanciones secundarias a empresas navieras y entidades financieras que faciliten el comercio con Teherán. Sin embargo, analistas internacionales reconocen que las herramientas tradicionales de presión tienen un efecto limitado ante la diversificación y digitalización de las cadenas de suministro.
“La estrategia de Irán es efectiva porque combina discreción operativa, innovación logística y un sistema financiero paralelo no sujeto a las reglas de Washington”, explicó Helima Croft, analista de RBC Capital Markets.
Lejos de verse aislado, Irán ha convertido la adversidad en oportunidad al fortalecer sus canales de exportación petrolera, modernizar parte de su flota y forjar relaciones comerciales resilientes con potencias asiáticas. A medida que el mundo avanza hacia una transición energética, el crudo iraní sigue jugando un papel clave en los mercados emergentes.
El desafío, no obstante, será sostener este esquema ante el escrutinio internacional, las crecientes tensiones militares y las limitaciones estructurales de su industria energética. Por ahora, Irán ha demostrado que, incluso bajo presión, puede seguir bombeando petróleo, navegando sanciones y resistiendo el aislamiento económico.